miércoles, 31 de agosto de 2022

Olivos de la Candonga - Martos

En Martos tenemos varios olivos singulares: LA ESTACA GRANDE, EL ESTACON DEL CHINCHE Y LOS OLIVOS DE LA CANDONGA.
Estos son tres. Los olivos de la Candonga nos esperan silenciosos para cobijarnos y darnos descanso de tan larga caminata. Sencillos nos muestran su enorme altura, su volumen de copa, sus abultados pies.
Ellos no nos hablan, si no es con su viva presencia. Pero sabemos que pertenecen a la finca del Cortijo de la Candonga. Finca que tiene una superficie de 160 hectáreas, todas bajo una linde. Su propietaria es la firma Casa Fernández Saro, Varonesa de Alcaudete. Que esta firma tiene otras amplias propiedades en La Bobadilla, en Alcaudete. Que son los propietarios del Molino de las Torres, contiguo a la carretera, ubicado a pocos metros del Río Sanjuan.
Propiedades que se reciben por herencia, generación tras generación. Propiedades y títulos que nos informan de la historia latifundista de Andalucía. Propiedades que fomentan también la herencia en su propia administración. El actual administrador de estas fincas, Juan A. Vallejo, pertenece a la tercera generación, al servicio de las mismas.
Él me informa que el cortijo La Candonga era cerealista. Hecho que podemos comprobar al observar la enorme era que se encuentra en la delantera del cortijo. Hace unos 120 años la finca se puso de olivar. Entre los miles de olivos hubo tres, caprichosos, que crecían con mayor vigor. Y alguien decidió, después de la Guerra Civil, dejar de podarlos. Era una prueba, un experimento. Un capricho del olivicultor. Un reto de libertad para estos árboles. Y fruto de esta decisión es su presencia actual.
Estos olivos han sido objeto de interés por diversas cadenas de televisión. Por naturalistas. Sabemos que Manuel Toharia los ha visitado. Están incluidos en el libro Olivos monumentales de España.

Moral de la Plaza de Jubera



En la misma plaza y muy cerquita de su Iglesia se encuentra este moral. 

Su edad estimada es de unos 200 años.

Está catalogado como uno de los árboles singulares de La Rioja.

Puertas con vivencias 


Monasterio de Hermo - Fuentes de Narcea


Uno de los bosques más admirados durante los meses otoñales de la Cordillera Cantábrica se
alía en el Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias y es el bosque de Monasterio de Hermo.

Una vez traspasado el pueblo se prosigue por carretera hasta las brañas de Monasterio de Hermo, donde la panorámica del bosque que habita el oso pardo es sorprendente. Para hacer el camino por el bosque existe un sendero junto a unas antiguas instalaciones mineras hacia las Fuentes del Narcea y la vega del Palo. Discurre entre imponentes hayas, serbales y, más arriba, entre el amarillo claro de los abedules. En la zona más elevada de la ruta sólo los brezos entre roquedos acompañan una panorámica de impresión del valle del Narcea y la sierra de Degaña.

El regreso es por la misma ruta y requiere 5 horas y media para completar el itinerario.

Etheria Magazine

Huerta de Mena - Hortaleza


Caminando por al barrio (antes pueblo) de Hortaleza, me encuentro con un pequeño paraíso La huerta de Mena, que así se llama, es un vestigio de las quintas con huertos y jardines que rodeaban Madrid antes de que el asfalto se extendiera como una mancha de aceite.

Los orígenes conocidos de esta quinta se remontan al siglo XVIII.

La huerta adoptó el nombre de Quinta de Santa Victoria en el siglo XIX. En los años veinte del siglo XX fue propiedad de la familia del escritor Carlos Arniches. Fue cuartelillo en la guerra civil y fue luego convento de monjas. Hoy es una propiedad particular, una auténtica isla rodeada de autopistas y vías de tren (la M-40 le comió un trozo).

Olivos y almendros florecen cada año y recuerdan al caminante la importancia de los huertos en las ciudades. La ciudad nos desorienta, y los huertos nos permiten reconocer el paso del tiempo, la sucesión de las estaciones, la propia noción del tiempo sin la cotidiana niebla del stress…

Historias de Hortaleza

Jardines del Pazo de Oca - Pontevedra


Estos jardines se conocen popularmente en la zona como el “Versalles gallego” o el “Generalife del norte”, lo que nos ayuda a hacernos una idea de su suntuosidad. Se trata de un gran pazo señorial rodeado de espléndidos jardines hasta la Iglesia de Sant Antonio de Padua. 

Un precioso paseo repleto de plantas, flores y setos ornamentales, un bonito estanque con su puente, y varias fuentes antiguas.

Parque Natural de Redes


El Parque Natural de Redes debe su nombre a una montaña, en cuyas empinadas laderas crecen las hayas más imponentes de España, que llegan a alcanzar los 30 metros de altura. Su color y el de los robledales que también llenan este espacio contrastan con el de los prados de altura, donde pastan las vacas de montaña. 

El embalse de Rioseco es la puerta de entrada a este espacio asturiano donde podemos seguir varias itinerarios, la ruta del Alba, es la más popular. 14 kilómetros (ida y vuelta) que comienzan en Soto de Agues y lleva hasta la Cruz de los Ríos donde las aguas han tallado las foces de Llaímo. Otros caminos llevan al espectacular desfiladero de los Arrudos o a la vega de Brañagallones.

Hola

Laberinto de Villapresente - Reocín


Si te gustan los laberintos vegetales, este de Cantabria te conquistará y completamente. Fue diseñado por Emilio Pérez que lleva cuidando de esta plantación de cipreses desde hace más de diez años. Se encuentra en el municipio de Reocín, y merece la pena una visita. Tiene 5.623 metros cuadrados, por lo que es el laberinto más grande de toda España. 

Es de pago, y los niños tienen entrada reducida. 

Es más difícil de lo que parece y resolverlo puede llevar alrededor de una hora.

El Pazo de la Marquesa - Orense


Así es como se conoce el conjunto arquitectónico que en otro tiempo perteneció al marquesado de San Sadurniño y donde hoy se asienta la sede municipal. Lo que se ve en la actualidad es sólo una parte del que hubo en el pasado, ya que el pazo eran el edificio principal, las estancias anexas, los jardines, la capilla derrumbada en 1967 para ampliar la carretera de Ortigueira, el palomar y la granja -hoy restaurante- y un frondoso bosque cerrado que abarcaba más de 100 hectáreas de terreno. 

Lo que queda de aquel tiempo es una parcela de 1.8 hectáreas perteneciente al Ayuntamiento en la que destaca el edificio del pazo. La estructura que se mantiene en parte es fruto de una reforma del siglo XIX sobre una edificación más antigua, seguramente de los tiempos de la fundación del Señorío de San Sadurniño -S. XVI- por Fernando de Andrade, dos años después de la muerte de su esposa, Inés de Castro y Lanzós. 

De hecho, el torreón almenado del pazo está presidido por un escudo formado por la banda engolada por dos dragones de los Andrade y los seis roeles de los Castro. Sin embargo, el pazo original también podría ser una construcción de finales del siglo XVII o principios del XVIII, ya que el marquesado se lo concedió Carlos II al ourensano Pedro Álvarez Reinoso y Argiz en 1688, casado con Francisca Ventura de Andrade, décima señora de San Sadurniño. Sólo tuvieron un hijo, Pedro Francisco Álvarez de Reinoso y Andrade, que murió soltero y sin descendencia. El marquesado y el mayorazgo del señorío pasaron entonces a su sobrino José Jacinto Quindós Reinoso de Andrade, bisabuelo de José Mariano Quindós y Tejada. Este último llegó a ser senador vitalicio, alcalde de Madrid y formó parte de la corte de Alfonso XII. Era el padre de María Natividad Quindós y Villarroel, la última moradora del pazo de estirpe hidalga. 

El edificio tiene planta cuadrangular presidida por un patio interior rodeado de una columnata que sostiene la galería acristalada hoy empleada como espacio expositivo. Los portones del edificio permitían la entrada de carruajes para dejar a los viajeros y viajeras al pie  de una majestuosa escalera de piedra de toelo (o serpentina) por la que aún hoy se accede al primer piso.

Las estancias se distribuyen alrededor de la galería donde en otro tiempo se hacía vida y desde donde se podía subir al torreón y pasar al edificio anexo -ahora exento del principal- que durante buena parte del siglo XX fue casa de acogida gestionada por las monjas de Cristo Rey. Tras la muerte de Natividad Quindós todo el complejo tuvo una finalidad educativa que ahora se ha recuperado en parte con la construcción de una escuela infantil en la planta baja del edificio anexo, remodelado en los años 60 sobre un proyecto del arquitecto Rodolfo Ucha. La fachada sur del pazo cuenta con una gran terraza antaño cubierta por un toldo desde la que se puede bajar a los jardines.

En 1894 se construyó el cierre perimetral y el enrejado de la parte delantera y, pocos años después, se diseñaron los jardines al gusto de la moda modernista: estanques, plantas exóticas, cisnes, pavos reales y otros animales, grandes maceteros y esculturas, bancos, proliferación de azulejos de colores vivos... Los jardines eran el punto de transición a la fraga, donde los propietarios del pazo y sus ilustres visitantes solían organizar meriendas campestres y otras actividades, incluidos los paseos en barca por el río Grande de Xubia. 

A la muerte de la marquesa casi todos los terrenos fueron pasando a manos privadas y el conjunto arquitectónico del pazo quedó totalmente abandonado a principios de los años 90. En 2004 el Ayuntamiento obtuvo la cesión de uso de los jardines y el 29 de noviembre de 2010 adquirió la propiedad del inmueble principal, iniciando un largo proceso de rehabilitación de todo el conjunto que se prolongó desde 2008 hasta prácticamente 2018. 

La antigua residencia es ahora sede del Ayuntamiento, mientras que los jardines acogen los mercados mensusales y son un espacio de ocio donde, además, existe un pequeño parque infantil.

sábado, 27 de agosto de 2022

Patios del Palacio de Viana - Córdoba


El palacio de Viana de una de las visitas obligadas para quienes visitan Córdoba. Su historia se remonta a finales del siglo XV y cuenta con doce espléndidos patios unidos entre sí por galerías, que tienen la consideración de jardines artísticos. Todos ellos cuentan con una gran variedad de plantas, como palmeras, rosales y buganvillas, trepando por las columnas, naranjos, hiedras, cipreses, macetas floridas, todo ello combinado con una bella arquitectura, pozos, fuentes hechas de azulejos, y mosaicos romanos.

Bosque de la Pedrosa - Palencia


La Montaña Palentina conserva excelentes manchas boscosas repartidas por todo su territorio, pero este recorrido por el singular bosque de La Pedrosa, que se localiza entre las poblaciones norteñas de Barruelo de Santullán y Brañosera, es una de las sendas más atractivas para recorrer y disfrutar, ya sea andando o con bicicleta de montaña. Se inicia la ruta en el parque homónimo de La Pedrosa de Barruelo de Santullán, para desde allí discurrir y transitar entre prados y bosques, casi pegado al cauce del río Rubagón, donde se puede disfrutar del paraje de Los Pilones. 

Una pista bien transitada acercará al senderista a la mítica población de Brañosera. Este  recorrido corto es de tres kilómetros, pero se puede ampliar con una ruta hacia los altos de Panporquero, y ya en sentido circular, regresar por el Pozo Calero a Barruelo de Santullán.

La Razón 

Real Jardín Botánico - Madrid

El Real Jardín Botánico fue fundado por Fernando VI en 1755 y diseñado por los arquitectos Francisco Sabatini y Juan de Villanueva. Entre...